Sobre el
vergonzoso incidente de
la suspensión de la visita del Papa Benedicto XVI a la universidad romana La Sapienza, llama la atención como la intolerancia e irracionalidad son practicadas justamente por los autoproclamados abanderados de la tolerancia y la racionalidad, los
laicos agnósticos. La escandalosa contradicción se torna vergonzosa al tomar lugar precisamente en el templo (laico) al diálogo y la apertura:
la universidad. ¿Tan mal andan los modernos e iluminados "librepensadores"?
Recuerdo cuando era estudiante en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) como un profesor de física mencionaba que Galileo "fue condenado a la hoguera". Así mismo, el profesor de un curso de letras aludía a "los millones de muertos víctimas de la inquisición". Nadie en su momento cuestionó esas afirmaciones como si el viento fácilmente se las llevara. Sin embargo no eran pocos los compañeros que suscribían esas
leyendas negras, las cuales veían reforzadas con ciertos datos y conocimientos adquiridos durante su estadía en la universidad. Si incluso dentro de las propias pastorales se pueden escuchar las típicas historias de terror sobre el Opus Dei (por ejemplo), no debería ser nada raro que las universidades sirvan de caldo de cultivo de odios y resquemores, y no sólamente contra la fe cristiana católica: una de las bandas terroristas más sanguinarias de la historia -
Sendero Luminoso- se gestó en las aulas universitarias, liderada por un profesor universitario.
Hoy que están de moda la tolerancia, el diálogo y otras perlas derechohumanistas, resulta irónico que sus devotos terminen entregándose a la violencia por seguir este camino "de justicia" en lugar de revertir la lamentable situación de la universidad actual. ¿Cómo se puede ser justo partiendo del prejuicio... y de la mala lectura? En su carta-manifiesto, los profesores autores de la protesta
argumentan que una cita que hizo el cardenal Ratzinger en una entrevista por los años 90 constituyó su atentado contra la ciencia y la razón:
En el texto de la carta, los profesores se refieren a un hecho ocurrido hace 18 años: "El 15 de marzo de 1990, todavía cardenal, en un discurso en la ciudad de Parma, Joseph Ratzinger citó a Feyerabend y dijo: 'En la época de Galileo, la Iglesia permaneció mucho más fiel a la razón que el mismo Galileo. El juicio contra Galileo fue razonable y justo'. Son palabras que, en cuanto científicos fieles a la razón (...), nos ofenden y nos humillan".
Los muy perspicaces docentes (y sus fieles alumnos acompañantes en la protesta) parecen haber olvidado el método científico objeto de sus desvelos profesionales. Olvidan atender al contexto en que es citada esa frase, si acaso no leyeron el texto completo [1]:
Se qui entrambe le sfere di conoscenza vengono ancora chiaramente differenziate fra loro sotto il profilo metodologico, riconoscendone sia i limiti che i rispettivi diritti, molto più drastico appare invece un giudizio sintetico del filosofo agnostico-scettico P. Feyerabend. Egli scrive:
«La Chiesa dell'epoca di Galileo si attenne alla ragione più che lo stesso Galileo, e prese in considerazione anche le conseguenze etiche e sociali della dottrina galileiana. La sua sentenza contro Galileo fu razionale e giusta, e solo per motivi di opportunità politica se ne può legittimare la revisione».
Dal punto di vista delle conseguenze concrete della svolta galileiana, infine, C. F. Von Weizsacker fa ancora un passo avanti, quando vede una «via direttissima» che conduce da Galileo alla bomba atomica.
Con mia grande sorpresa, in una recente intervista sul caso Galileo non mi è stata posta una domanda del tipo: «Perché la Chiesa ha preteso di ostacolare lo sviluppo delle scienze naturali?», ma esattamente quella opposta, cioè: «Perché la Chiesa non ha preso una posizione più chiara contro i disastri che dovevano necessariamente accadere, una volta che Galileo aprì il vaso di Pandora?».
Sarebbe assurdo costruire sulla base di queste affermazioni una frettolosa apologetica. La fede non cresce a partire dal risentimento e dal rifiuto della razionalità, ma dalla sua fondamentale affermazione e dalla sua inscrizione in una ragionevolezza più grande. [...]
Qui ho voluto ricordare un caso sintomatico che evidenzia fino a che punto il dubbio della modernità su se stessa abbia attinto oggi la scienza e la tecnica".
El entonces cardenal Ratzinger cita a Feyerabend y otros autores para señalar
los absurdos y errores de una apologética que desconfía de la ciencia. Aclara: "La fe no nace del resentimiento y el rechazo de la razón, sino que es una afirmación fundamental de su inscripción en una racionalidad más grande".
El tema galileano se convierte más bien en síntoma de las dudas de la modernidad sobre sí misma, habiendo surgido como alternativa "objetiva" a la fe (la fe voluntarista, especialmente). Como antaño, el "caso Galileo" sigue sirviendo de panfleto propagandístico de un proyecto confrontacional de formulación dialéctica, y basado indefectiblemente en una visión maniquea -y oportunista- de la realidad [2]:
este hecho, poco resaltado en el siglo fue elevado en el siglo siguiente a mito del Iluminismo. Galileo aparecía como la víctima del oscurantismo medieval conservado en la Iglesia. Bien y mal se oponen divididos por un corte tajante. Por una parte encontramos la Inquisición, el poder que encarna la superstición, el adversario de la libertad de conciencia. Por la otra, la ciencia natural, representada por Galileo, como el poder del progreso y de la liberación del hombre de las cadenas de la ignorancia, que lo mantenían impotente frente a la naturaleza. La estrella de la modernidad brilla en la noche del oscuro medievo
¿Et lux in tenebris lucet? ¿Qué significa, por ejemplo, que estudiantes universitarios marchen hacia la casa de un personaje para repudiarlo en público?
Vive la tolerance! (con el aplauso de los medios):
La llamada "sociedad civil" tiene mucho que mirarse en el espejo. No menos tenemos que hacer los fieles católicos teniendo presente un desafío: no dejarnos apabullar.
______________________________________
[1] Entrevista al cardenal Joseph Ratzinger, originalmente publicada en el diario Corriere della Sera y recopilada en el libro "Una mirada a Europa. Iglesia y Modernidad en la Europa de las revoluciones" (Rialp, Madrid 1993). El extracto corresponde a la edición italiana (Paoline, Roma 1992) disponible vía el blog
Papa Ratzinger[2] Citado en el ensayo "Una mirada al ocaso del medioevo y los albores de la modernidad", disponible
aquí.
Tags: Benedicto XVI La Sapienza universidad Roma laicismo