Así considero que debe entenderse esta guerra: como un conflicto entre el estado de Israel y la organización terrorista Hamás con la franja Gaza puesta en medio como base e instrumento político contra la nación judía. Desde la desconexión israelí de ese territorio, en lugar de construir un estado independiente se permitió (comenzando por los propios gazatíes) que el terror tomara el poder y persistiera en el objetivo islamista de destruir a la "entidad sionista".
El mejor seguimiento de este conflicto con una recopilación de todos los puntos de vista sobre el tema lo esta haciendo el blogger judío-español José Cohen en su blog Desde Sefarad. Comienzo el mío transcribiendo uno de los comentarios que ha recibido que explica mejor que nadie (a mi parecer) los falsos dilemas morales que atraviesan a la inmensa mayoría de la opinión mundial -incluyendo a los propios ciudadanos judíos- y que repercuten políticamente no solamente de esta guerra sino en todo el conflicto en Medio Oriente:
En la polémica que se da en el seno de los propios judíos en torno a lo que está sucediendo hoy en día en Gaza, siento la necesidad de separar tantos en varios planos, para que hilemos más fino que la ecuación clásica “violencia” vs. “no violencia”.Tags: Israel Hamas Gaza Medio Oriente terrorismo
Uno de ellos es 1) pacifismo vs. pasividad, por llamarlo de algún modo. No son lo mismo. 2) Otro plano es el de estado de guerra vs. estado de paz, y 3) un tercero toca a lo político: palestinos de un tipo frente a palestinos de otro, en cuanto a sus intenciones y nuestras posibilidades de negociar con ellos. 4) Y cuando se defiende a los palestinos desde Occidente, se está cometiendo otro pecado moralista e incluso paternalista, el de juzgar diferecialmente entre derechos humanos y relativismo cultural. Vamos por partes.
1) Pacifismo vs. Pasividad
Pacifismo no tiene por qué significar no levantar un arma jamás, y la pregunta que queda entonces es cuándo sí. Si estamos de acuerdo en que para defendernos sí, la siguiente pregunta es si existe algún caso en que atacar sea para defendernos. Si consideramos los ataques con misiles sobre territorio soberano como “causal de guerra”, la pregunta siguiente es cuándo se agotan las instancias diplomáticas, puesto que estos misiles, en efecto, no están poniendo en peligro la existencia del estado.
Para acercarlo más a la Argentina, es como ya dijo alguien, como si Uruguay quisiera resolver el tema de las papeleras bombardeando con pequeños misiles, todos los días, la ciudad de Gualeguaychú. Yo no sé si el gobierno y el ejército argentinos lo tolerarían por 8 años! Por no hablar del resto de los atentados terroristas cometidos por Hamás y sus similares.
Y antes del ataque, Israel acudió a las instancias internacionales, Consejo de Seguridad, etc. Digo, el abstenerse de matar a veces es difícil cuando de un lado se pide dejar de tirar, y del otro se pide dejar de existir. Se dirá que Israel forzó a los palestinos por su bloqueo, en cuyo caso los que se están defendiendo son los palestinos. Pero vamos, que las cosas son al revés, exactamente al revés. Después de copar violentamente la Franja, el Hamás se convirtió en agresor. Sí, qué vamos a hacer, a veces el débil es el agresor. ¿Que había y hay ocupación? La pregunta es qué hizo Hamás con la desocupación de Gaza en 2005. Oportunidades no faltaron, ni van a faltar en el futuro.
2) Estado de guerra vs. Estado de paz
Los reclamos de no matar a los asesinos sino capturarlos y someterlos a juicio, en mi opinión, son la base de la segunda doble vara con la cual se miran estos episodios, entre estado de guerra o estado de paz. Aquí caemos en una trampa, a veces en la “mala leche” de la prensa y la opinión pública internacionales: a los palestinos se los juzga según el criterio de estado de guerra, desde el cual, con razón o sin ella, tienen derecho a resistirse al ocupante con los medios a su alcance.
Pero a Israel, cuando combate, con razón o sin ella, con los medios a su alcance, se lo juzga según el criterio de estado de paz, según el cual no está matando a su enemigo en el campo de batalla sino perpetrando ejecución sumaria; en cambio, debiera capturar a los “sospechosos”, investigar cada crimen y obtener pruebas -que de paso no violen las normas investigativas del derecho penal, o sea: que un juez es el que autorice allanamientos, y demás- y luego probar su culpabilidad por medio de la presentación de evidencias y testigos.
La respuesta en mi opinión, es contundente: o ambas partes se comportan civilmente, o ambas lo hacen militarmente. Desde el momento en que el Hamás comete actos bélicos, por más débiles (e imbéciles, por inútiles, pues ellos sí podrían lograr su cometido -salvo la destrucción de Israel- por vías diplomáticas), todos sus miembros se están colocando a sí mismos en el campo de batalla y en la mira de armas. Y a reclamar a otra parte. Dicho sea de paso, esto tiene que ver con lo que Marky Levy definió alguna vez como “la responsabilidad del débil”.
3) Palestinos nacionalistas vs. Palestinos fundamentalistas
Quiero abundar menos en ello, que mucho ya se ha escrito. Pero puedo resumir diciendo, citando al politólogo Shlomo Avineri, que la gran tragedia palestina es su propio fracaso en conformarse como nación. Tenemos hoy en día dos unidades políticas que no sólo están separadas por lo geográfico y lo religioso, sino por sus agendas, por el “qué queremos”. Incluso si se mantuvieran así, y sus diferencias se redujeran al tipo de estado palestino que quisieran ver creado junto a Israel, este país estaría dispuesto a continuar con la agenda de dos estados para dos pueblos, convertida en los últimos años en política de estado. Pues que quede claro: Israel ha entendido que dos estados para dos pueblos es el llamado de la hora, porque la alternativa es uno solo, binacional, que acabe a la larga con el carácter judío de Israel, que era su razón de ser primigenia. El problema radica en que una parte del establishment palestino no ha conciliado con la existencia de Israel, y con esa parte es que tenemos un problema. No con la OLP, no con la Autoridad Palestina, y mucho menos con el pueblo palestino, sino con el Hamás. Sólo con el Hamás, cuya agenda contradice mi mera existencia y niega mi derecho a la autodeterminación como pueblo, tan defendida por las izquierdas occidentales.
Dicho sea de paso: las izquierdas occidentales, al defender al fundamentalismo islámico creen estar defendiendo a los pueblos subyugados por él, cuando en realidad están reivindicando, como idiotas útiles, a los regímenes más reaccionarios y fascistas de la histora humana, con los que no hay negociación que valga. No quisiera ningún izquierdista latinoamericano, progresista y derecho-humanista, intentar organizar una huelga obrera en Irán, o defender los derechos de las mujeres.
4) Derechos Humanos vs. Relativismo Cultural
Aquí Israel se debate en otra trampa de la que le cuesta salir. El pecado paternalista de Occidente es considerar a los palestinos como un “pueblo primitivo”, o mejor dicho “sociedad tradicional”, para usar la nueva terminología de la antropología académica. Dicha concepción sostiene que Occidente ha pecado al querer “civilizar” a los pueblos tradicionales de oriente y África, según el Modelo Antropológico Clásico del siglo XIX. Éste fue reemplazado por el modelo de Relativismo Cultural, que buscaba estudiar cada cultura tal cual es, y condenaba cualquier intento de modificarla como violento e imperialista. En cambio, Israel no es “primitivo” ni “tradicional”, y sus conductas no deben ser juzgadas según la vara del relativismo cultural sino por la de los derechos humanos, que son bien civilizados y universales.
Así, si los palestinos ejecutan colaboracionistas en la plaza pública, sin demasiado juicio previo, eso no viola los derechos humanos: es su cultura y no tenemos derecho a modificarla desde afuera. Si les cortan el clítoris a las nenas, eso es cultura. Si amputan los dedos de los ladrones, eso es cultura, y si las mujeres deben ser encerradas en sus casas, o asesinadas si se niegan a casarse con un tío anciano o si se enamoran indebidamente, eso es su cultura. Y si lanzan misiles y se inmolan con el expreso fin de matar inocentes, eso no es terrorismo, sino que así es su cultura. Ok, bueno, quizás sí violan los DD.HH, pero no lo saben, porque son primitivos e ignorantes, pobre gente. O peor todavía: así es como expresan su desesperación contra una civilización que los ha pauperizado y no les ha dejado alternativa. Perdón, pero en las fabelas de Brasil están más desesperados, y nadie se ha inmolado todavía en un autobús.
No señor: su objetivo no es comer mejor ni tener un estado -que si fuera sólo eso ya lo habrían conseguido hace rato-, sino la destrucción del otro que no es como ellos. Y eso, eso, viola los derechos humanos.
¿Qué pasaría si Israel hiciera estas mismas cosas? ¿Qué pasa con lo que sí hace: intentar eliminar una amenaza por medios que son a la vez de represión pero que pretenden a la larga crear una disuasión que sirva de base para seguir -una vez más- negociando formas de convivencia? Ah, no, Israel es un país europeo, fue creado por la mismísima ONU y entiende razones y, por lo tanto, está violando a sabiendas los derechos humanos. Y eso, eso, es mala leche.
Te sugiero revisar esto:
ResponderBorrarhttp://www.elmundo.es/elmundo/2008/12/30/internacional/1230654642.html
Y no viene precisamente de un medio "progre"....
La autora de la nota referida por Ernesto, Mónica G. Prieto, es muy complaciente con muchas cosas, como se ve con este artículo, "Memorias de una combatiente", también escrito en "El Mundo":
ResponderBorrarhttp://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/15/internacional/1210845164.html
Suacate, el doble rasero nunca se puede ocultar en la internet, quiza en la prensa televisiva, pero en la web nanay
ResponderBorrarClaro, pues con un poco de esfuerzo uno se puede hacer de una cronología de los hechos bastante elocuente donde claramente queda certificado que Hamas fue quien rompió las treguas con sus reiterados ataques al sur de Israel. Hamas nunca busco paz alguna sino que se cargó a su pueblo para usarlo en sus objetivos de muerte.
ResponderBorrarY utilizar a personas inocentes (¡niños!) como escudo y excusa para hacer la guerra, es de las peores porquerías que podemos cometer los seres humanos.
ResponderBorrarEstaba pensando en aquellos asesinos legendarios, que se cargaban a líderes cruzados y autoritadades varias. Era una buena forma de evitar "daños colaterales": cortamos la cabeza del que la está liando y se acabó.
Lo siento, es que soy pacifista, pero este post me ha venido a pelo para entender por qué a veces estas ganas de.