“Mirar a Cristo”. Si hacemos esto caemos en la cuenta de que el cristianismo es más y algo distinto de un sistema moral, de una serie de preceptos y leyes. Es el don de una amistad que perdura en la vida y en la muerte: “No os llamo siervos sino amigos” (Jn 15,15) dice el Señor a los suyos. Nos confiamos a esta amistad. Justamente por que el cristianismo es más que una moral, es el don de la amistad, justamente por esto trae consigo una gran fuerza moral de la cual nosotros, ante los desafíos de nuestro tiempo, tenemos tanta necesidad. Si con Jesucristo y con su Iglesia releemos siempre de manera nueva el Decálogo del Sinaí, penetrando en sus profundidades, entonces éste se nos revela como una gran enseñanza. Es sobretodo un “sí” a Dios, a un Dios que nos ama y nos guía, que nos sostiene y que además nos deja nuestra libertad, es más, la transforma en verdadera libertad (los primeros tres mandamientos). Es un “sí” a la familia (cuarto mandamiento), un “sí” a la vida (quinto mandamiento), un “sí” a un amor responsable (sexto mandamiento), un “sí” a la solidaridad, a la responsabilidad social y a la justicia (séptimo mandamiento) un “sí” a la verdad (octavo mandamiento), y un “sí” al respeto del prójimo y aquello que le pertenece (noveno y décimo mandamiento). En virtud de la fuerza de nuestra amistad con el Dios viviente, nosotros vivimos este múltiple “sí”, y al mismo tiempo lo llevamos como indicador del recorrido dentro de nuestro mundo.Homilía del papa Benedicto XVI en la Misa con ocasión del 850 aniversario de fundación del Santuario de Mariazell (Austria). El texto completo de la homilía aquí.
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Gracias, nuevamente, querido Guille!
ResponderBorrarOye, te aviso que te "pasé" un "meme literario", un abrazo!
y, vamos a ver qué libro estás leyendo...
saludos!