El cambio por el cambio: la victoria de OBAMA


La campaña a favor de Obama comenzó hace 8 años y su victoria estaba prácticamente asegurada desde hacía más de 1. Este momento político lo propició el antiamericanismo in-house y mundial que iniciaron su lucha progresista por debilitar la hegemonía política de los Estados Unidos con la llegada a la presidencia de George W. Bush en medio de rumores de fraude que dejaron fuera de combate al primer mesías americano del nuevo milenio: Al Gore. El ataque hacia la democracia estadounidense paulatinamente cobraba fuerza con tópicos de amplitud global como la guerra contra el terror y el cambio climático. Entonces el opositor partido demócrata echó mano de esta fuerza que trascendía las fronteras del país para aislar políticamente al republicanismo y así recuperar la dirección del gobierno. Sin embargo esto no sirvió para evitar la reelección de su bestia negra en el 2004.

¿Qué había fallado? Los demócratas se habían vaciado a sí mismos de principios y contenidos por afán de coaligar bajo su dirección política a todo pensamiento y corriente no conservadurista, incluyendo a las antiamericanas. Su candidato John Kerry no cuajó como símbolo o emblema de ese cúmulo de "esperanzas" pero, cual Juan el Bautista, su fracasada campaña allanó el camino para el verdadero mesías por venir: Barack Obama.

Por eso en estas elecciones el partido demócrata se jugó con todo la carta de la imagen. Si con Bush la impostura reforzaba el contenido, entonces la clave estaba en encarnar la propuesta de cambio en una personalidad. La estrategia se evidenció en las primarias donde eligieron entre una mujer (Hillary Clinton) y un hombre de color (Obama). Otra fórmula les hubiera llevado a reeditar la debacle. Los republicanos, a pesar que su candidato John McCain fue bastante crítico de la gestión de Bush en temas sensibles como la guerra de Irak y el cambio climático, no captaron el marcado tono mediático que llevaba este proceso permitiendo que su adversario monopolizara tanto la imagen de la contienda como la apuesta por cambio. La elección de Sarah Palin para la vicepresidencia en lugar de dar brillo a la propuesta republicana sirvió para todo lo contrario al insistir en sus fundamentos muy a contracorriente del momento actual donde la firmeza y la coherencia estaban relegadas por cuestiones de corrección política. No pasó lo mismo con la elección del conservador Joseph Biden como vice en la plancha demócrata pues, aparte que toda la fuerza y el atractivo de la propuesta recaía sobre el cabeza de la fórmula, hizo lo mejor que podía hacer para favorecer a su candidato: quedarse callado.

Si McCain adoptaba el lema del cambio antes que Obama, por más que la inmensa mayoría de sus propuestas fuera conservadora, se llevaba esta elección. Apeló más bien a las resistencias del pueblo americano por adoptar modelos ajenos y transformar su sistema político que, mal que bien (y muy a su pesar), les mantiene a la cabeza del mundo. Pero la crisis financiera que estalló este ultimo año afectó este paradigma e hizo evidente la necesidad de un cambio que el partido de gobierno no fue capaz ni de definir ni de ofrecer.

De no ser porque la prensa y los medios hicieron el resto del trabajo al concentrarse en la imagen de los candidatos -mucho antes que en el contenido y trascendencia de sus propuestas- para decantarse por el culto a la personalidad hacia uno de ellos, Obama no estaría cantando victoria hoy. La apuesta por el cambio por su virtual indefinición era bastante suceptible de discusión profunda especialmente para un país basado en principios indiscutibles y no negociables como la libertad individual y la unidad nacional. Afortunadamente para él, la crisis económica mundial dio carácter de urgencia a las demandas de transformación política (basadas más en narrativas de corte ideológico que en fundamentos sólidos) que los medios convirtieron inmediatamente en necesidad impostegable sin prácticamente discusión alguna.

Por todo esto los Estados Unidos decidieron el cambio por el cambio. Está por verse si la nueva administración cederá posiciones en el escenario global por mejorar sus relaciones con el resto del mundo tal como dicta la corrección política que la encumbró. Pero será cuestión de sensatez y de fidelidad a los principios fundacionales de la nación americana que el gobierno de Obama no se empeñe en hacer experimentos ni llevar más allá de lo político aquello que -conociendo a los demócratas useños- solamente estaba concebido para ganar la elección.

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1 comentario:

  1. la comparación de Kerry (Mr. Heinz) con Juan Bautista es muy divertida!

    sin embargo, lamentablemente McCain no era el mejor candidato y se ve lo que yo dije al comienzo de la guerra en Irak: esto le traerá a los EEUU y al mundo varias administraciones demócratas... o, mantendrá alejados a los repiblicanos del poder durante varios years.

    saludos Guille!

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