Ya hace dos años que, poco después de las siete y media de la mañana, varios trenes de cercanías que se dirigían hacia el centro de Madrid reventaron. Aquel día, 192 personas fueron asesinadas y otros cientos heridos por el único delito de vivir y trabajar en una nación libre.
Los atentados del 11 Marzo fueron sin duda una victoria del terrorismo islámico. Lograron convencer a la opinión pública que la participación de España como fuerza no beligerante en la coalición internacional contra Irak para derrocar al régimen de Saddam Hussein ameritaba el castigo. El Partido Socialista Español (PSOE) aprovechó los atentados para batir a su enemigo político, el Partido Popular (PP), en las urnas, recurriendo a un pacifismo complaciente e hipócrita. Hace poco se descubrió que, pese a la política antiamericana del gobierno de Rodríguez Zapatero (ZP), una fragata española estaba participando en operaciones de guerra en Irak.
Sin embargo, merced a los intereses políticos del ejecutivo (que se sirvió del atentado), la verdad sobre los continúa sin esclarecerse.
Al final de aquel día de los atentados, comenzaron algunos medios a propagar la noticia de que se trataba de terroristas suicidas. Apareció entonces una mochila cargada de dinamita en una comisaría de Vallecas, que se pensó que había llegado hasta allí proveniente de los trenes. En ella se encontraron las pruebas que condujeron a las primeras detenciones, dos días después del atentado. Cuatro de aquellas cinco personas están hoy en libertad.
Desde entonces, la investigación periodística ha descubierto que aquella mochila no estuvo nunca en los trenes, que el explosivo empleado no era sólo dinamita y que no existen pruebas contra ese quinto detenido que aún hoy sigue en prisión. También que muchas otras pruebas y supuestos cerebros del atentado con los que se nos ha intentado convencer de que la "versión oficial" era cierta han sido fabricados.
La participación de ETA en la masacre de Madrid está por aclarar. ¿Ayudó la banda asesina a los terroristas islámicos en un terreno que los batasunos conocen perfectamente? Es más, ¿Se lanzarían los islamistas a planear y llevar a cabo unos atentados de esta envergadura sin tantear la posible asistencia de ETA? Y en el terreno operativo, hay varios datos que apuntan a una participación de ETA en los atentados. Por ejemplo:
- Caravana de la muerte: ETA robó un coche al lado de la casa de Emilio Suárez Trashorras, que cargado de explosivos, partió el mismo día hacia Madrid que la caravana de los islamistas. Ésta llevaba diez mochilas con dinamita del terrorista islámico Jamal Ahmidan "El Chino", que murió en la explosión de Leganés. Trashorras declaró en su momento ante ocho agentes de la policía y el CNI que El Chino era amigo de los terroristas de ETA que iban en el primer coche.
- Abdelkrim Beresmail, lugarteniente de Lamari, tenía en su poder cuando fue detenido tras los atentados, los teléfonos de dos de los etarras más sanguinarios: Henri Parot y Harriet Iragui. También tenía en su poder la fórmula de la cloratita, el explosivo utilizado habitualmente por ETA.
Los manifestantes que "espontáneamente" se concentraron ante las sedes del PP después de los atentados en vísperas de las elecciones, exigían "saber la verdad antes de votar". Dos años después, lo que se ignora es mucho más de lo que se conoce.
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Aun así Guille, aunque nuestra actuación fuera de vergüenza, algunos no vamos a olvidar.
ResponderBorrarHasta que se sepa quienes fueron los culpables de la masacre, que a día de hoy, todavía no se sabe a ciencia cierta si fueron de Marruecos, AlQaeda o incluso, si tuvieron ayuda etarra.
Un abrazo AZP.