Las TOP 100 mentiras de NOAM CHOMSKY

El ínclito profesor del MIT, referente obligado de la progresía y considerado el intelectual vivo más importante, es un descarado engañamuchachos que contradice no sólo al sentido común sino a sí mismo. Por ejemplo, siendo un crítico feroz del "neoliberalismo" y del sistema capitalista, ha acumulado un importante patrimonio personal por la venta de sus libros y la comercialización otros materiales (audios, conferencias, etc.), lo cual ha invertido en un fideicomiso.

El periodista norteamericano Paul Bogdanor ha compilado las Top 100 mentiras de Chomsky sobre todo tipo de temas (guerra fría, Holocausto, conflicto entre israelíes y árabes, Latinoamérica, sobre sí mismo, etc.), publicadas originalmente en inglés en un jugoso archivo pdf . Aqui van algunas como muestra:

La mentira: "Los Estados Unidos y Gran Bretaña pelearon en la guerra, por supuesto, pero no principalmente contra la Alemania nazi. La guerra contra la Alemania nazi la realizaron los rusos (...) tenemos que preguntarnos si la mejor manera de librarse de Hitler era matar a decenas de millones de rusos. Quizá una forma mejor era directamente no apoyarles, tal como hicieron Estados Unidos y Gran Bretaña".
La verdad: Estados Unidos luchó contra la Alemania nazi y el Japón imperial; Gran Bretaña luchó principalmente contra la Alemania nazi. Los soviéticos fueron aliados de los nazis hasta 1941; después Estados Unidos les salvó del ataque nazi ofreciéndoles una masiva ayuda económica y militar.
Ni Estados Unidos ni Gran Bretaña mataron a decenas de millones de rusos: el ataque nazi mató a decenas de millones de ciudadanos soviéticos, muchos de los cuales no eran rusos. Al contrario que la Unión Soviética, Estados Unidos y Gran Bretaña nunca fueron aliados de la Alemania nazi.

La mentira: "En su segunda fase, desde 1945, los principales acontecimientos de la Guerra Fría en el bando ruso fueron sus repetidas intervenciones en los satélites del Este de Europa y la invasión de Afganistán (...) Los delitos internos disminuyeron; aunque siguieron siendo muy serios en pocos casos estuvieron al nivel de los típicos satélites estadounidenses, algo común en el Tercer Mundo, donde no se siguen las normas de educación occidentales".
La verdad: En 1947 el régimen soviético retuvo comida para la población durante una hambruna, causando 1-1,5 millones de muertes. De 1945 a 1953 hubo más de 300.000 muertes oficialmente registradas en el Gulag; para 1953 la población en trabajos forzados se había incrementado a más de 5,2 millones de hombres, mujeres y niños. Ningún satélite estadounidense (ni en Europa ni en Latinoamérica) fue responsable de nada remotamente comparable.

La mentira: "Los ataques terroristas fueron grandes atrocidades. En proporción pueden no alcanzar el nivel de muchos otros, por ejemplo, el bombardeo de Clinton a Sudán sin ningún pretexto creíble, destruyendo la mitad de su industria farmacéutica y matando a un número desconocido de gente (nadie lo sabe, porque EE.UU. bloqueó una investigación en la ONU y a nadie le preocupa llevarla a cabo)".
La verdad: Después de que al-Qaeda destruyera las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, matando a cientos de personas, Estados Unidos bombardearon una supuesta fábrica de armamento químico en Sudán. El bombardeo se realizó de noche, para no herir a ningún civil. Murió un guardia de seguridad. Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Oxfam y Médicos sin Fronteras tuvieron libertad para investigar los resultados: ninguno dijo que los bombardeos causaran muertes masivas.

La mentira: "La historia moderna de Guatemala fue moldeada decisivamente por la invasión organizada por EE.UU. y el derrocamiento de del régimen democráticamente elegido de Jacobo Arbenz en junio de 1954 (...) La modesta y eficaz reforma agraria fue la gota que colmó el vaso (...) El sistema de EE.UU. encontró intolerable el pluralismo y la democracia de los años 1945-54 y acabó liquidando ese experimento".
La verdad: Arbenz no fue democráticamente elegido y la votación no fue secreta. Arbenz se consideraba a sí mismo un comunista y formalmente se afilió al Partido Comunista en 1957. Su reforma agraria (la "inspiración" del Partido Comunista) fue declarada inconstitucional por el Tribunal Supremo, que posteriormente purgó. Apoyó una resolución parlamentaria elogiando a Stalin; se apoyó en el Partido Comunista para todas las decisiones importantes y recibió armas del bloque soviético. Mató a cientos de oponentes políticos. La CIA "apoyaba los objetivos de la reforma guatemalteca"; actuó porque temía "una potencial cabeza de puente soviética en el hemisferio occidental".
Provecho!

19 comentarios:

  1. Anónimo11:25 p. m.

    Creo que esta vez cometiste pequeño error Paul Bogdanor no es precisamente un bebe de teta es quizas mas cuestionable que el propio Chomsky.
    Espero no lo tomes a mal, pero en esta oportunidad te apresuraste en la publicación.

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  2. "siendo un crítico feroz del "neoliberalismo" y del sistema capitalista, ha acumulado un importante patrimonio personal por la venta"

    ¿o sea cualquiera que sea critico del capitalismo tiene que vestir harapos y mendigar o ser comunista?

    que critica mas torpe guille, se puede criticar lo malo del sistema sin renunciar a algo que no esta mal, ganar un salario no es malo, ser rico no es malo y serlo no te exime de tener un espiritu critico mi confundido blogger.
    tal parece que tu problema va mas por el sentido culposo que tienes de la riqueza

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  3. Lo verdaderamente torpe aca sería que, si conoces los argumentos de Chomsky, no reconozcas que el tipo es la contradiccion hecha carne. Él que critica las formas de acumulación de riqueza capitalista (derechos de autor, inversiones, etc...) se beneficia justamente practicando aquello que critica!
    Yo no soy el que critico la riqueza. Date una leida a sus muchos escritos sobre la pobreza y la injusticia, y despues echale un ojo a este artículo sobre las inversiones e intereses monetarios del gurú de la progresía.

    (y por enesima vez, lee bien: donde digo que ser rico es malo?)

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  4. ¿Y en qué lugar dice Chomsky que ser rico es malo?

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  5. La cuestion no es si es malo ser rico, o que el Sr. Chomsky no haga un habito de fe el llevar un sayo como unica vestimenta, sino la tergiversacion que se puede dar a las palabras. Por supuesto que no dices en ninguna parte que la riqueza es mala, pero lo que da a entender tu articulo es eso.
    En cuanto a la idoneidad del Sr. Chomsky como critico de la Politica de Estado Norteamericana, esta mas que a todas luces probada. En ese sentido, debo entender que el libro del Sr. Bogdanor, sin haberlo leido, debe ser uno de esos libelos difamatorios a los que son tan queridos los que buscan sus 15 minutos de fama.
    Como yo, por ejemplo, qua ya me hice famoso atacando tu post. XDDD

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  6. Efectivamente, Chomsky no dice que la riqueza es mala. Lo que critica furibundamente son sus formas de acumulación, de "concentración", porque sostiene la falacia marxistoide de que la riqueza permanece constante, no se crea ni desaparace sino que cambia de manos.

    Y como crítico de la politica de estado de su propio pais, basta con conocer sus teorias conspiranoicas que seducen a multitudes de jovenes fanaticos: Comenzando con que la II Guerra Mundial estaba en los planes expansionistas de los USA, hasta la barbaridad de decir que el regimen de los ayatollahs o de Kim Il Sung son "la amenaza del buen ejemplo"... Todavia siguen creyendo en la "idoneidad" del Sr. Chomsky? Wow.

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  7. Anónimo6:50 p. m.

    No me concidero un fanático de Chomsky, pero los top 100 mentiras estas dadas fuera de contexto visto de esa manera es muy sencillo hacer lucir a una persona como un gran mentiroso.

    Además hay que tomar en cuenta el historial del señor Bogdanor quien es acérrimo defensor de Bush.

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  8. Se tratan de afirmaciones claras y bastante conocidas del Sr. Chomsky, para los que hayan leido alguna de sus obras. Me consta que dice cosas incluso peores ("Los papas son asesinos", "los conquistadores españoles practicaron la limpieza etnica", etc.).

    Y el que sr. Bogdanor sea defensor de Bush le hace menos creible que los detractores? Es cuestion de no dejarse llevar por las modas "anti" para ver mas clara la cuestion.

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  9. "Es cuestion de no dejarse llevar por las modas "anti"

    practique lo que predica, estimado anti-antiliberal de T-shirt.

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  10. Ya kisiera ke lo mio fuera moda.. sigh. Pero de lo que se trata de este post es hacer un poco honor a la verdad. ¿A que no te parece clamoroso que el intelectual "mas importante de la actualidad" sostenga que la II Guerra Mundial fuera plan de los malvados USA?

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  11. A Chomsky, como a otros monstruos del pensamiento (Aristóteles, Santo Tomás, Kant) se les suele citar fuera de contexto. Por ejemplo, está probado que Chomsky jamás alabó el régimen de Kim Il Sung o de Pol Pot.

    Chomsky nunca ha predicado el anticapitalismo. Ha predicado el anticolonialismo que, hasta donde sé, debería ser una de las banderas de un buen liberal. Un liberal no podría estar de lado de la infame United Fruit Company, ni de los escuadrones de la muerte, ni de la absurda política de USA en Centroamérica, que dejó miles de muertos y a sus países en la miseria. Un liberal no puede estar a favor de operaciones para derrocar presidentes elegidos y no podría admitir el argumento de que constituye una amenaza que se legalice el Partido Comunista (como ocurrió en Guatemala). En fin, un liberal debería ser una persona ética y no tendría por qué sentirse afectado por los datos que Chomsky compila a partir de información que está a mano para todo el mundo: el apoyo de la CIA a Somoza, a Batista, a Pinochet, a Videla; las presiones de la corporaciones como la United Fruit Company contra la democracia local, el apoyo a los escuadrones de la muerte (recuerden al buen arzobispo Romero). El colonialismo, el intervencionismo, el mercantilismo y la dictadura son antiliberales, a menos que el concepto de liberal haya cambiado radicalmente hasta volverse irrelevante. Chomsky nunca ha dicho una palabra contra la riqueza, ni se opone a la iniciativa privada. Chomsky nunca ha sido comunista, ni ha pedido la eliminación de la religión y, sobre todo, nunca se ha pronunciado a favor del nacionalismo, de "identidades esenciales", a diferencia del Ratón, que cree en la unidad de la nación peruana y la centralidad del legado hispánico y cristiano: la idea de una religión, una tradición y un Estado no es, en absoluto, liberal.

    Yo reconocería a Chomsky como un activista libertario. Y si ser libertario es ser "progresista", en fin, lo es. Si estar a favor de la democracia, la libertad, el desarrollo y el reconocimiento de la dignidad de todos los seres humanos es ser progresista, ¿qué hay de malo en ello?

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  12. Anónimo5:23 p. m.

    Efectivamente, el hecho de que el Sr. Bogdanor sea defensor de Bush no lo hacemenos creible que los detractores.
    Pero hay que ser muy ciego, o hacerse el mismo, como para no reconocer que este ataque contra Chomsky, de muy fuerte oposición a Bush, no tiene como fin hacer honor a la verdad

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  13. Eso, si consideramos que Chomsky es el dueño de la verdad.
    Lo cual significa creerse a pie juntillas que los USA maquinaron la 2da guerra mundial, que se aliaron con los nazis, que la URSS era un estado pacifico, que los paises del bloque comunista eran unos paraisos, que el comunismo era una maravilla, etc...

    Y Chomsky si defendio el regimen de Pol Pot, algo de lo cual no se ha retractado sino que niega haberlo hecho, al igual que Jane Fonda y otros activistas contra la guerra de Vietnam. Ademas tambien defiende el regimen de loa ayatollahs como el de Korea Norte con su famoso argumento de "la amenaza del buen ejemplo". ¿Alguna vez Chomsky condenó o hizo alguna observación sobre los regímenes de esos paises? Nunca.

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  14. Anónimo10:22 p. m.

    Al parecer tu antipatía hacia Chomsky puede más que tu objetividad.

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  15. Pues si me dices donde falto a la objetividad, te estare muuuy agradecido... que si me dices que Chomsky nunca miente y que sus tesis conspiranoicas son ciertas,... me aguantare las carcajadas :P
    Pregunta #1: Has leido historia universal?
    Pregunta #2: Has leido a Chomsky?
    (pareciera que no)

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  16. Chomsky no se ha retractado, porque simplemente ha sido calumniado y tomado fuera de contexto. El caso que menciona el ratón fue aclarado hace mucho tiempo.

    Chomsky NUNCA alabó al
    Khmer Rouge. Condenó enérgicamente esos hecho, e incluso hizo una comparación de
    las masacres con las que estaban ocurriendo en ese momento en Timor Oriental, y
    de las que la prensa de entonces no decía nada. Ya que el ratón exige detalles, esta es la historia completa:

    The Pol Pot Affair
    Collaborators once more, Chomsky and Edward Herman published The Political
    Economy of Human Rights in 1979. In the second volume of this two-volume work,
    After the Cataclysm: Postwar Indochina and the Reconstruction of Imperial
    Ideology, they compared two sites of atrocity ­ Cambodia and Timor ­ and
    evaluated the diverse media responses to each. It embroiled Chomsky in an
    entirely new controversy.

    In a 7 November 1980 Times Higher Education Supplementarticle called "Chomsky's
    Betrayal of Truths," Steven Lukes accused Chomsky of intellectual
    irresponsibility. He was contributing to the "deceit and distortion surrounding
    Pol Pot's regime in Cambodia," Lukes charged, because, "obsessed by his
    opposition to the United States' role in Indochina," he had "lost all sense of
    perspective" (31). Lukes concluded that there was "only one possible thing to
    think" : Chomsky had betrayed his own anarchist-libertarian principles. "It is
    sad to see Chomsky writing these things. It is ironic, given the United States'
    government's present pursuit of its global role in supporting the seating of Pol
    Pot at the [United Nations]. And it is bizarre, given Chomsky's previous stand
    for anarchist-libertarian principles. In writing as he does about the Pol Pot
    regime in Cambodia, Chomsky betrays not only the responsibilities of
    intellectuals, but himself" (31).

    Lukes makes no mention here of the subject of the book, which is clearly stated
    in the introduction to volume 1, which is entitled "Cambodia: Why the Media Find
    It More Newsworthy than Indonesia and East Timor." It is an explicit comparison
    between Cambodia and Timor ­ the latter being the scene of the worst slaughter,
    relative to population size, since the Holocaust. Now if the atrocities
    perpetrated in Timor were comparable to those perpetrated by Pol Pot in Cambodia
    (and Chomsky claims that they were), then a comparison of Pol Pot's actions to
    those committed in Timor could not possibly constitute an apology for Pol Pot.
    Yet somehow Lukes suggested that it did. If such comparisons cannot be made
    without the intellectual community rising up in protest, then the entire issue
    of state-instigated murder can become lost inside the polemics of determining
    which team of slaughterers represents a lesser evil.

    That Lukes could ignore the fact that Chomsky and Herman were comparing Pol Pot
    to East Timor "says a lot about him," in Chomsky's opinion:

    By making no mention of the clear, unambiguous, and explicit comparison [of Pol
    Pot and East Timor], he is demonstrating himself to be an apologist for the
    crimes in Timor. That is elementary logic: if a comparison of Pol Pot to Timor
    is apologetics for Pol Pot, as Lukes claims (by omission of the relevant
    context, which he could not fail to know), then it must be that the crimes in
    Timor were insignificant. Lukes, then, is an apologist for the worst slaughter
    relative to population since the Holocaust. Worse, that is a crime for which he,
    Lukes, bears responsibility; uk support has been crucial. And it is a crime that
    he, Lukes, could have always helped to terminate, if he did not support huge
    atrocities; in contrast, neither he nor anyone else had a suggestion as to what
    to do about Pol Pot. (13 Feb. 1996)
    The vigor of Chomsky's remarks reflects the contempt that he feels for this kind
    of by-now-familiar tactic. Decorum must not take precedence over decrying
    slaughter and falsity, and Chomsky is compelled to demonstrate this: "Let us say
    that someone in the us or uk . . . did deny Pol Pot atrocities. That person
    would be a positive saint as compared to Lukes, who denies comparable atrocities
    for which he himself shares responsibility and knows how to bring to an end, if
    he chose. That's elementary. Try to find some intellectual who can understand
    it. That tells us a lot . . . about the intellectual culture" (13 Feb. 1996).
    The point of course goes beyond Lukes, and extends into a general discussion
    concerning the intellectual community, which itself, in Chomsky's opinion,
    "cannot comprehend this kind of trivial, simple, reasoning and what it implies.
    That really is interesting. It reveals a level of indoctrination vastly beyond
    what one finds in totalitarian states, which rarely were able to indoctrinate
    intellectuals so profoundly that they are unable to understand real
    trivialities" (14 Aug. 1995).
    Within weeks, two long and lucid replies to Lukes's piece were sent in to the
    Times Higher Education Supplement, accusing him of selective reading, of missing
    the entire point of both volumes of Political Economy, of ignoring the first
    volume, of trivializing the moral potency of Chomsky's thesis, of cold-bloodedly
    manipulating the truth, of misrepresenting Chomsky and Herman's work, and of
    disrespect. Neither reply came from Chomsky; one was from Laura J. Summers, the
    other from Robin Woodsworth Carlsen.

    Though bolstered by the support of those sympathetic to his position and his
    larger aims, Chomsky knew that a smear campaign could be much more effective and
    have a much wider dissemination than rational argumentation. In Herman's
    opinion,

    the Cambodia and Faurisson disputes imposed a serious personal cost on Chomsky.
    He put up a diligent defence against the attacks and charges against him,
    answering virtually every letter and written criticism that came to his
    attention. He wrote many hundreds of letters to correspondents and editors on
    these topics, along with numerous articles, and answered many phone enquiries
    and queries in interviews. The intellectual and moral drain was severe. It is an
    astonishing fact, however, that he was able to weather these storms with his
    energies, morale, sense of humour and vigour and integrity of his political
    writings virtually intact. ( "Pol Pot" 609)

    As ever, Chomsky is quick to point out that being the subject of such treatment
    did not make him unique. But the ferocity of the attack on him does reveal
    something about the power of popular media, the lengths to which endangered
    elites will go to eliminate dissent, and the nature of what passes for
    appropriate professional behavior. In a letter he wrote to the Times Literary
    Supplement in January of 1982 ­ a reply to an article by Paul Johnson in that
    same publication in which he, like Lukes, accused Chomsky and Herman of
    sympathizing with the Khmer Rouge ­ Chomsky examined one of the tactics used
    against him: "[A] standard device by which the conformist intellectuals of East
    or West deal with irritating dissident opinion is to try to overwhelm it with a
    flood of lies. Paul Johnson illustrates the technique with his reference to my
    `prodigies of apologetics . . . for the Khmer Rouge' (December 25). I have
    stated the facts before in this journal, and will do so again, not under any
    illusion that they will be relevant to the guardians of the faith." Chomsky
    asserted that the smear campaign was a side issue; the larger concern was, of
    course, the intellectual apologists' ability to forgo reasonable analysis when
    their own government was at fault:

    The context was extensive documentation of how the mainstream intelligentsia
    suppressed or justified the crimes of their own states during the same period.
    This naturally outraged those who feel that they should be free to lie at will
    concerning the crimes of an official enemy while concealing or justifying those
    of their own states ­ a phenomenon that is, incidentally, far more significant
    and widespread than the delusions about so-called "socialist" states that
    Johnson discusses, and correspondingly quite generally evaded. Hence the resort
    to the familiar technique that Johnson, and others, adopts. ("Political
    Pilgrims")
    Otero even goes so far as to describe (in a note he added to Language and
    Politics) the reaction to Chomsky's positions on Faurisson and Pol Pot as a
    coordinated attempt to undermine his credibility and thereby sabotage his
    powerful critique of policies on Indochina:
    The major international campaign orchestrated against Chomsky on completely
    false pretexts was only part ­ though perhaps a crucial part ­ of the ambitious
    campaign launched in the late 70s with the hope of reconstructing the ideology
    of power and domination which had been partially exposed during the Indochina
    war. The magnitude of the insane attack against Chomsky, which aimed at
    silencing him and robbing him of his moral stature and his prestige and
    influence, is of course one more tribute to the impact of his writings and his
    actions ­ not for nothing he was the only one singled out. (310)

    Such commentary assigns to the ruling elite a uniformity that is based on the
    values shared by its members. Evidence for this may be found in the heavy media
    coverage given to the Lukes camp and the general reluctance to allow Chomsky
    space for rebuttal (particularly in France).

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  17. El articulo del comentario habla sobre la controversia de comparar las matanzas de Pol Pot con las recientes en Timor Oriental. El problema es que se centran en la actual posición de Chomsky que reconoce el genocidio cometido del Khmer Rouge tal como fue en realidad. La cuestion que aborda Bogdanor es que antes en los años en que se estaba cometiendo ese genocidio, Chomsky tuvo todo un proceso sobre el hecho que en un principio negó, despues atribuyó a los USA (como siempre), reconoce minimizando, hasta que por fuerza de las evidencias termina aceptando lo que verdaderamente fue.

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  18. Cuantas veces decimos cosas y apoyamos regimenes de los que nos avergonzamos.
    Me puedo creer, que apoyara a los jemeres rojos. Aunque solo fuera por ser enemigos de los Estados Unidos. Esta persona fue gran enemigo de la Guerra de Vietnam. Al grano. ¿Nego haber dicho cosas que estan registradas en un lugar?

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