Los Archivos Secretos del Vaticano


El morbo que suscita el solo término "Secreto" ha sido la generatriz de incontables leyendas -negras- sobre la Iglesia y su Santa Sede, El Vaticano. La última asonada de este juego de medias-verdades y manipulaciones que -bajo excusas sorprendentes como "iniciar un debate"- sacudió el ambiente religioso, ha provenido de best-sellers como el Código Da Vinci cuya versión filmica esta agitando otra vez las mentes ávidas de emociones y sensaciones.

Sin embargo los Archivos Secretos del Vaticano no son la tenebrosa cueva de misterios o crímenes ocultos que imaginan las mentes morbosas, sino el centro de investigación histórica más importante del mundo que desde esta semana puede visitarse en Internet.

Gracias a las nuevas tecnologías, pueden hojearse documentos como el pergamino de absolución del Papa Clemente a los superiores de los Templarios (17-20 de agosto de 1308), la carta autógrafa de Miguel Ángel Buonarroti al obispo de Cesena (enero de 1550), o las actas del proceso contra Galileo Galilei (1616 1633).

El patrimonio documental del Archivo Secreto Vaticano es decisivo para el estudio de la historia, ya sea por los documentos que afectan a la civilización cristiana, ya sea por los que tienen que ver con la historia de diferentes naciones. En el caso de algunos países, los documentos vaticanos son los más antiguos, los primeros, con los que tiene lugar el inicio mismo de su historia nacional, explica la página web, por el momento sólo disponible en italiano y en inglés.

El Archivo Vaticano es utilizado, ante todo, por el Papa y por sus colaboradores en la Santa Sede, según establece el motu proprio de León XIII del 10 de mayo de 1884. Ese mismo Papa, en 1881, permitió la consulta a los investigadores, convirtiéndose así en el centro de investigaciones históricas más importante del mundo.

Hace unos años el Vaticano abrió los archivos secretos de la epoca de la Segunda Guerra Mundial para contrarrestar las acusaciones de que el papa Pio XII había hecho poco para denunciar el Holocausto Judio. A su muerte habían aparecido inmediatamente publicaciones, best-sellers y hasta peliculas que dieron vida a la leyenda de la alianza Nazi-Vaticana iniciada por el ex miembro de las Juventudes Hitlerianas Rolf Hochhuth. Las más famosas (y referenciales) "obras" de esa ola esotérica fueron los libros de John Cornwell "El Papa de Hitler" y Daniel Goldhagen "Los Verdugos Voluntarios de Hitler". Siendo que estos autores sustentaron sus tesis con rumores y fuentes secundarias (por decir lo menos), las ultimas investigaciones sobre los acontecimientos (animadas por la existencia de esas leyendas) acaban con las falsedades de las pseudoinvestigaciones mencionadas.

Lamentablemente los trabajos serios y documentados no llegan a ser Best-Sellers porque la verdad suele ser aburrida en comparación con la ficción y la mentira. Un ejemplo más de esta terrible realidad es la fama de los textos del falso "monseñor" Rafael Rodríguez Guillen en el ambiente de las iglesias y sectas evangelicas.

La divulgación y apertura de los Archivos Secretos del Vaticano poco pueden servir si persisten los rencores y recelos hacia la Iglesia Católica, sentimientos que suele anteponerse (y anular) toda consideración racional y que antes ya fomentaron grandes matanzas, hoy convenientemente ignoradas.

La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira.
(Jean François REVEL, El Conocimiento Inútil, 1988)
Nadie que tenga buena fe y buena información puede negar los horrores de esta persecución. Que el número de sacerdotes asesinados haya sido de dieciseis mil o mil seiscientos, el tiempo lo dirá. Pero que durante muchos meses y aun años bastase el mero hecho de ser sacerdote para merecer la pena de muerte, ya de muchos tribunales más o menos irregulares que como hongos salían de los pueblos, ya de revolucionarios que se erigían a sí mismos en verdugos espontáneos, ya de otras formas de venganza o ejecución popular, es un hecho plenamente confirmado.
(Salvador de Madariaga, Ensayo de Historia Contemporánea, Buenos Aires, 1955)

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