La fe en Dios ha animado la vida y la cultura de estos pueblos durante más de cinco siglos. Del encuentro de esa fe con las etnias originarias ha nacido la rica cultura cristiana de este Continente expresada en el arte, la música, la literatura y, sobre todo, en las tradiciones religiosas y en la idiosincrasia de sus gentes, unidas por una misma historia y un mismo credo, y formando una gran sintonía en la diversidad de culturas y de lenguas. En la actualidad, esa misma fe ha de afrontar serios retos, pues están en juego el desarrollo armónico de la sociedad y la identidad católica de sus pueblos. A este respecto, la V Conferencia General va a reflexionar sobre esta situación para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia, a tomar conciencia de ser discípulos y misioneros de Cristo, enviados por Él al mundo para anunciar y dar testimonio de nuestra fe y amor.Contundentes palabras del papa Benedicto XVI en la inauguración de la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida.
Pero, ¿qué ha significado la aceptación de la fe cristiana para los pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente. Ha significado también haber recibido, con las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio. En efecto, el anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña. Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas ni petrificadas en un determinado punto de la historia, sino que están abiertas, más aún, buscan el encuentro con otras culturas, esperan alcanzar la universalidad en el encuentro y el diálogo con otras formas de vida y con los elementos que puedan llevar a una nueva síntesis en la que se respete siempre la diversidad de las expresiones y de su realización cultural concreta.
En última instancia, sólo la verdad unifica y su prueba es el amor. Por eso Cristo, siendo realmente el Logos encarnado, "el amor hasta el extremo", no es ajeno a cultura alguna ni a ninguna persona; por el contrario, la respuesta anhelada en el corazón de las culturas es lo que les da su identidad última, uniendo a la humanidad y respetando a la vez la riqueza de las diversidades, abriendo a todos al crecimiento en la verdadera humanización, en el auténtico progreso. El Verbo de Dios, haciéndose carne en Jesucristo, se hizo también historia y cultura.
Mas importante que la condena a los regímenes autoritarios en esta parte del mundo, es esta defensa de la fe en nuestro continente legado de la conquista que fue abrazada por los conquistados engendrando una nueva cultura y demostrando que se dió algo más importante que la incursión violenta a la cual se limitan muchas lecturas históricas (más bien, ideologizadas) en un afán reivindicacionista que sólamente produce traumas y resentimientos capitalizados por los proyectos totalitarios aludidos.
(Todo esto sin mencionar el papel de la Iglesia en la reflexión -inédita hasta entonces- sobre el hecho mismo de la conquista (la "duda indiana": ¿Nos asiste el derecho?) que, junto con la denuncia de los abusos cometidos por los conquistadores, impulsó la promulgación de las Leyes de Indias y al nacimiento del ius inter gentes, el Derecho Internacional Moderno, fuente de los Derechos Humanos.)
Forjadora de una nación: La Virgen de Guadalupe
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Y como siempre, los anti-todo ya saltaron descontextualizando las palabras del Papa para darse por ofendidos.
ResponderBorrarPLOP.
un comentarista alemán contó que en Brasil decían:
ResponderBorrarnosotros nos hemos abocado y los pobres y ellos se han abocado hacia los grupos evangélicos...
Un saludo Guille!
Recordemos algo como murio Tupac Amaru y una ordenanza a proposito de la caida de su rebelion:
ResponderBorrar“…se prohíben y quitan las trompetas o clarines que usan los indios en sus funciones, y son unos caracoles marinos de un sonido extraño y lúgubre, y lamentable memoria que hacen de su antigüedad; y también el que usen y traigan vestidos negros en señal de luto, que arrastran en algunas provincias, como recuerdos de sus difuntos monarcas, y del día o tiempo de la conquista, que ellos tienen por fatal, y nosotros por feliz, pues se unieron al gremio de la Iglesia católica, y a la amabilísima y dulcísima dominación de nuestros reyes. Y para que estos indios se despeguen del odio que han concebido contra los españoles, y sigan los trajes que les señalan las leyes, se vistan de nuestras costumbres españolas, y hablen la lengua castellana.”
Poniendo las cosas en contexto, esta rebelion se dio a finales del S. XVIII cuando pasaron mas de 2 siglos de dominación española. Le levantamiento se dirigió contra los abusos de la autoridad española y en ningún momento fue a atentar contra la iglesia o la fe cristiana, a pesar de la exposicion de cultura indigena. De hecho Areche acusó al obispo del Cuzco (Juan Moscoso, si mal lo recuerdo) de simpatizar con los rebeltes.
ResponderBorrarEs mas, Tupac Amaru aunque se mostro como reivindicador de su raza y cultura, pretendia legitimarse como tal dentro del orden colonial. Repetidas veces manifestó actuar en nombre del Rey, especialmente cuando condenó a muerte al corregidor Arriaga.
Si bien la autoridad española decidió a partir de entonces prohibir el quechua y las representaciones indígenas, realizó reformas como la supresión de los corregimientos, reparmitientos, la prohibición de la "leva" de mitayos (entregados muchas veces por sus propios curacas y caciques), y la creación de la Audiencia del Cusco.
Buenas son las precisiones, y el detalle esta en acordarnos del todo.
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