Una de las más importantes "omisiones" en el
Resumen recientemente difundido por el
IPCC es el relacionado a
la salud de la capa de ozono, que hasta hace poco era la amenaza planetaria de moda. La más reciente referencia a este fenómeno por parte del panel onusino es el
Reporte sobre la preservación de la capa de ozono publicado el 2005 que no ameritó el encendido de ninguna alarma global por las razones que pasaremos a explicar.
Antes del escándalo sobre el calentamiento global se dió la alerta mundial por la
reducción de la capa de ozono debido a la acción contaminante humana; lo que nos enfrentaba al cruel destino de morir calcinados por los rayos UV y otras radiaciones solares. Todo comenzó cuando los Premio Nobel 1995
Rowland y Molina formularon su
Teoría del Ciclo Catalítico del Cloro o Teoría Química de la destrucción de la Capa de Ozono (1974) según la cual los gases de la familia Cloro-Fluoro-Carbonos (CFC) participaban en la
disociación de la molécula triple de oxígeno en la estratósfera. Tan brillante y crucial descubrimiento sin embargo no explicaba un pequeño detalle:
¿Cómo diablos hacen los CFC para subir a la estratósfera si son gases pesados?En realidad nunca se ha llegado a explicar con satisfacción el fenómeno de la acumulación de los CFC en las capas superiores de la atmósfera. Con mayor razón tampoco se llegó a explicar como las grandes masas de CFC producidas en los destructoramente capitalistas países del hemisferio norte viajaban hasta el hemisferio sur para concentrarse sobre la Antártida, generando el famoso
agujero de la capa de ozono, descubierto en los años 50. ¿Qué fenómeno circulatorio proveía la energía cinética suficiente para impulsar los pesados CFC hacia las capas altas de la atmósfera del hemisferio sur?
Desde la firma del
Protocolo de Montreal (1997) que prohibió los CFC estableciendo una moratoria para acabar con su producción,
el agujero antártico no ha hecho sino aumentar su extensión alcanzando su
record histórico en Setiembre del año pasado. Sin embargo ello
no ha significado daño importante alguno sobre el ecosistema antártico merced al aumento de radiación UV, ni mucho menos representó peligro de muerte para el arriesgado personal científico varado allí.
Por si fuera poco el fenómeno del agujero antártico esta manifestando tener poca, nula o inversa relación con el calentamiento global. La temperatura de la superficie en la Antártida
ha ido en descenso, propiciando que
la extensión de los hielos marinos antarticos ("banquisa") llegara a su máximo histórico el año pasado al igual que el propio agujero.
Relacionar la reducción de la capa de ozono con el calentamiento global (o con fenómenos locales como el retroceso de los glaciares andinos) resulta casi suicida dadas las evidencias. El tiempo ha confirmado que lo del dichoso agujero -como obra del malvado ser humano- resultó ser un fraude que tuvo sus grandes ganadores:
Dupont e
ICI los grandes fabricantes de CFC hicieron el negocio del siglo lanzando al mercado el sustituto a sus defenestrados gases, creando las hoy famosas "líneas ecológicas" de productos. Pregúntenle al tecnico que repara la nevera en casa: ¿Quien fabricaba y vendia el ozonicida gas refrigerante R12?
Dupont. ¿Y quien fabrica y vende su sustituto, el ecológico R134A?
DUPONT. La muchachada eco-progre nunca sabe para quien trabaja.
Naturalmente, calladitos todos. Especialmente los medios a los cuales nunca les interesó ni la ciencia ni la verdad, sino el volumen de ventas y la etiqueta de "ecosensibles", "comprometidos", o "responsables" (risas). Aprovechando la debilidad de las memorias, están dejando pasar el tiempo para que todo el mundo se olvide del asunto de la capa de ozono, mientras lo reemplazan con la amenaza de moda, la del calentamiento global.
Las sospechas se confirman al ver la misma gente que hizo alharaca sobre la capa de ozono,
declarando sobre el calentamiento global. Uno de los presidentes del panel,
Susan Solomon, fue activa participante en las teorías e investigaciones sobre el agujero antártico. Sin embargo ninguna de sus predicciones catastrofistas se cumplió, ni siquiera cuando ocurrió
la catastrófica erupción del monte Pinatubo, la más importante del siglo XX. Los inmensos volúmenes de cloro lanzados a la atmosfera por la erupción afectaron gravemente la capa de ozono, pero sin ningún efecto negativo para la vida en la Tierra (Solomon sostenía que una erupción de tal magnitud podría ser fatal debido al previo agotamiento del ozono
por-culpa-del-hombre).
Como aquello de la disminución del ozono resultó ser un
bluff ya pasado de moda (entre otras cosas porque el ozono ha sido identificado como
gas invernadero por la misma Solomon), Susan
et al. prueban fortuna nuevamente.... con los vaticinios sobre el calentamiento global.
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